Desayuno de trabajo 31-10-2018
“Luego de tres años de neoliberalismo, la Argentina vuelve a estar indefensa frente a los shocks externos. Todo el texto del Acuerdo con el FMI es una invocación a recuperar la confianza de los mercados… no hay fundamentos, ni causalidades: el rey está desnudo”.
31 de octubre, 2018
Expositoras: María Pía López y Mercedes Marcó del Pont.
El desayuno de FIDE estuvo dedicado al análisis de la coyuntura económica y a la discusión en torno a la política y las percepciones en sociedades como la argentina y la brasileña, cada una con sus modos y su historia a cuestas, en las que se observan, algunas transformaciones importantes.
El Desayuno tuvo lugar luego de la aprobación del segundo programa de la Argentina con el FMI y a escasas horas del triunfo de Jair Bolsonaro como presidente del Brasil.
“La primer falacia en la que incurre el Gobierno radica en poner la responsabilidad por el derrotero de la economía argentina en factores externos”, explicó Mercedes Marcó del Pont, presidenta de FIDE. “La Argentina vuelve a estar —como cada vez que tuvimos programas de corte neoliberal— sujeta a una extrema vulnerabilidad. Los factores externos que enumera el Gobierno eran absolutamente previsibles: el fin del ciclo expansivo en la política monetaria de los países centrales, el aumento de la tasa de interés, el triunfo de expresiones políticas que capturan parte del malestar en la globalización e impulsan políticas proteccionistas, todos estos elementos estaban claros en el horizonte, no representan sorpresa alguna ni constituyen cisnes negros”, dijo Marcó del Pont.
Los indicadores que hoy se observan en la economía argentina son asimilables al escenario adverso presentado por el staff del FMI en el mes de junio, en el marco del primer acuerdo firmado con la Argentina. Nada parece indicar que las cosas mejoren de aquí en adelante; por el contrario, la economía argentina presenta niveles muy elevados de vulnerabilidad.
“El segundo acuerdo con el FMI es suicida —explicó Marcó del Pont—, en particular, el peso de la deuda externa (pública y privada) ya ha alcanzado un nivel en relación con el tamaño de la economía argentina que es similar al que se observaba en el año 2001: un 75% del PIB. Este ratio no incluye la nueva deuda con el FMI, son datos oficiales que solo contabilizan las deudas hasta junio de este año”.
“La desaceleración de la inflación será el producto de una contracción del nivel de actividad y de la brutal devaluación del peso”, dijo Marcó del Pont. “El torniquete sobre la base monetaria, basado en la creencia anticuada que este Gobierno tiene en la relación directa y unívoca entre la emisión y la inflación, volverá a fracasar”, explicó. “Desconocen la evidencia histórica de la economía argentina donde la aceleración inflacionaria ha sido siempre producto de la devaluación”, agregó la economista.
“Los riesgos de un nuevo salto en la relación entre el peso y el dólar no pueden ser descartados. El préstamo con el FMI ha traído cierta pax cambiaria; sin embargo, una vez más el Gobierno incurre en un nuevo error cuando reemplaza —obligado por el FMI— las LEBAC por un nuevo instrumento (las LELIQ). Estas nuevas letras pagan una tasa sideral y representan una ganancia extraordinaria para los bancos, que son los únicos que pueden acceder a estos nuevos instrumentos. Los bancos estimulan la captación de depósitos a plazo fijo a una tasa que hoy está en torno al 50%, para poder tener más fondos para comprar LELIQ. Este canal representa un riesgo creciente, como consecuencia de la masa de pesos que se valoriza financieramente y que, eventualmente, querrá realizar su ganancia en dólares, especialmente en un año como el 2019, con elecciones presidenciales”, dijo Marcó del Pont.
La libre flotación cambiaria constituye otro condicionante importante del programa con el FMI. “Ahora no solo el BCRA tiene limitantes en su operatoria en los mercados spot y de futuros; también existe una prohibición de intervención al Tesoro. Cuando se produzca la próxima corrida cambiaria, el Gobierno no va a poder intervenir y la devaluación va a ser muy fuerte”, concluyó.
En la segunda parte del desayuno contamos con la presencia de la Dra. María Pía López. Doctora en Ciencias Sociales, socióloga, ensayista y escritora, es una aguda observadora de la realidad política y social argentina. Es docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento y, hasta diciembre de 2015, dirigió el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional.
“Las derechas son más internacionalistas que los movimientos nacionales y populares; tienen una estrategia global que se asienta sobre un conjunto de intereses económicos y geopolíticos. Por el contrario, nosotros vemos nuestro espacio de acción y reflexión a escala nacional y, en algunas oportunidades, la ampliamos hasta el nivel regional”, explicó María Pía López.
“La Argentina representa, en este sentido, un caso ejemplar. Tiene importancia aun cuando su tamaño y peso específico no pueda ser comparado con el de Brasil”, agregó López. “En la Argentina, de hecho, el neoliberalismo ganó las elecciones. En otros países de la región la resolución fue distinta, menos democrática que aquí”.
María Pía López se refirió a la “revolución de la alegría” que planteaba el macrismo con globos, bailes y la idea de que se podía conservar todo lo construido pero, a la vez, cambiar, estar mejor. “La elección que ellos hicieron en torno a la palabra cambio fue muy inteligente; sin embargo, esta no es la revolución de la alegría, más bien representa la revolución de la crueldad” explicó López.
“Pero esta crueldad, que se asienta sobre algunos elementos ideológicos, también se explica por cuestiones materiales, cosas cotidianas que suceden en los barrios. La demanda por seguridad es una realidad. Esa demanda luego se transforma, en la acción gubernamental, en un proyecto para agotar la indisciplina social. Como fue en otros momentos de la historia, con más violencia, el objetivo es destruir la ética de la cooperación y reemplazarla por la competencia y el mérito”, dijo López.
“El miedo es una base de sustentación formidable para las políticas reaccionarias. Es el miedo a perder la vida, la familia, a perder las cosas materiales. Ahí aparece el apoyo a un Estado policial, un reclamo por mayor seguridad y mayor crueldad. Y lo paradigmático es que muchos de los que votan por estas políticas serán, ellos mismos, víctimas de esas acciones. Eso se ve con claridad en el caso de Brasil. El neoliberalismo ha sido muy exitoso en establecer una cierta diferenciación entre vidas: están las vidas que vale la pena que se vivan y aquéllas que son descartables”, explica López.
“El macrismo hizo dos movimientos en los que ha resultado muy eficaz: por un lado, criminaliza la protesta social en el marco de una articulación entre la Justicia y los medios y, en segundo lugar, ató la política pública a la corrupción. Son dispositivos que han tenido un gran éxito”, agrega López. “Para superar una etapa como la que vivimos, donde parece ser que algunos votan incluso en contra de sus propios intereses, mi posición suele ser de apelación a la militancia sin ilusiones. No tenemos que esperar una crisis y tenemos que seguir organizándonos, con mucha paciencia, como decía Gramsci, con el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la razón”, concluyó María Pía López.