Informe del mes de marzo de 2020
Sumario
En su discurso inaugural de la Asamblea Legislativa, el Presidente de la Nación ratificó los ejes centrales que guiarán la estrategia económica. Recomponer un esquema de precios relativos a favor de los sectores de la producción y el trabajo, promover canales de financiamiento para la economía real, focalizar el estímulo fiscal en los sectores de menores ingresos e impulsar dos proyectos de ley, el de Hidrocarburos y el del Conocimiento, con el objetivo no sólo de promover la inversión energética sino también el desarrollo industrial y tecnológico, han sido definiciones importantes de la agenda oficial.
A nadie escapa que los avances que se logren en torno a la renegociación de la deuda condicionarán el alcance y los tiempos de esa agenda.
Ese proceso de restructuración corre detrás de un cronograma ajustado. Durante marzo se definirá tanto la oferta como el resultado de adhesión al canje.
En este tiempo el Gobierno desplegó una intensa acción diplomática que recogió el aval de países centrales respecto a la estrategia negociadora. Con la visita del FMI se cumplió con un primer objetivo: que el organismo declare a la deuda argentina insostenible e implícitamente reconozca los errores de diagnóstico y de programa que condujeron a la situación actual.
Mientras tanto, la refinanciación de vencimientos de capital en moneda local se ha mostrado más correlacionado con lo que sucede con la negociación de la deuda que lo que se esperaría en un contexto de vigencia de control de cambios. El Gobierno ha buscado encapsular el efecto disruptivo sobre la curva de pesos del reperfilamiento del AF20 (bono dual), pero la dinámica futura es aún de final abierto. Y aunque parte de estos vencimientos podrán atenderse con colocaciones intra-Estado o emisión, una parte deberá ser refinanciada en el mercado de deuda.
Entre marzo y junio superan los 600.000 millones de pesos (el equivalente a un 35% de la base monetaria). Aún en este escenario, se ha logrado consolidar un proceso de relativa estabilización macroeconómica.
Los controles cambiarios y el superávit de cuenta corriente han servido como anclas de esa estabilidad. En ese marco, la actividad económica estaría encontrando el piso de su caída. Y aunque es pronto para hablar de un cambio de tendencia, hacia enero de 2020 una serie de indicadores muestran que la economía ha respondido positivamente a la primera vuelta de incentivos del paquete de emergencia. Una política fiscal que contenga un sesgo más expansionista –especialmente la obra pública– podría reforzar este ciclo alcista.
En marzo se sumarán aumentos a las jubilaciones y las primeras paritarias. La estabilidad cambiaria y el congelamiento tarifario permitirían proyectar un sendero de recomposición de ingresos por encima de los precios que sostenga niveles de consumo.
Si bien el rol contra-cíclico de la política fiscal ha sido moderado, la política monetaria ha resultado ser un pilar de apoyo más activo para la recuperación, como se refleja en las diversas medidas tomadas por el BCRA. Desde el 10 de diciembre la autoridad monetaria redujo la tasa de interés de Leliq en 6 oportunidades, por 2.300 puntos básicos (del 63% al 40%), amplió el financiamiento al Tesoro en $ 267.000 millones, creó una línea especial PyME liberando encajes bancarios y con tasas preferenciales, intervino la tasa pasiva de plazos fijos con el lanzamiento de los plazos fijos UVA pre-cancelables y reguló las tasas máximas para consumo con tarjetas de crédito, entre otras medidas.