Finanzas globales y países en desarrollo durante la pandemia
Los antecedentes
La gran promesa de las finanzas neoliberales a países atrasados era la posibilidad de generar una mayor y más estable disponibilidad de recursos para promover el desarrollo.
Se argumentaba que, como los países en vías de desarrollo no podían generar sufi-ciente ahorro doméstico para financiar sus niveles de inversión, necesitaban obtener ahorros del exterior, razón por la cual deberían subir al barco de los mercados financieros globales. Esto coincide con los cambios en el mundo desarrollado, que puso a disposición más y más movilidad financiera dispuesta a deambular por doquier en búsqueda de mayores retornos.
El masivo incremento de la liquidez internacional que resultó de la política monetaria flexible implementada en las economías avanzadas, antes y especialmente después de la crisis financiera de 2008, llevó a instituciones bancarias y no bancarias a buscar nuevos mecanismos para mantener en circulación su capital, que se había convertido en la ruta a mayores ganancias en el sector financiero.
Para ayudar en este fin, ciertos países en desarrollo fueron descubiertos como “países emergentes” por el orden financiero global. Los capitales comenzaron a fluir del centro a la periferia en la forma de inversiones en deuda y acciones, especialmente hacia aquellos países que rápidamente liberalizaron regulaciones cambiarias y a los flujos de capital. Como resultado de estas transformaciones, se dio la bienvenida a una amplia variedad de nuevos activos financieros en los mercados emergentes, caracterizados por mayores tasas de interés, y con un consecuente mayor riesgo.
El mayor “riesgo aparente” y los mayores retornos asociados con los instrumentos financieros en estos países establecieron las bases para la aparición de un amplio rango de derivados financieros que, en la forma de índices, agruparon esos instrumentos y ofrecieron cobertura contra diferentes mercados, cada uno de los cuales prometía altos rendimientos.
Revista Fide, Coyuntura y Desarrollo nº 400, 28 de julio de 2021.
